Inmóvil


                        Inmóvil 
 Aún sigo aquí, cautivo, inmóvil, impreso en esa rodaja que el tiempo rebanó con sus manías, con sus malditas costumbres de querer separar épocas en un antes y un después.
 Desde esta perspectiva que estampa mi reloj interior, veo pasar un mundo que no esperaba, que no deseaba.
 El tiempo cambió... 
 Somos nadadores en la marea del tiempo, algunos buenos, otros malos, otros en yates y también los hay que navegan en canoas viendo como otros se ahogan sin recibir ayuda de nadie.
 El tiempo los separó, dejando que fluyeran cada uno por su corriente, o en mi caso... a contra corriente.
 Porque yo sigo aquí, contemplando el paso y la huella que deja marcada la desigualdad entre querer o hacer, o mas bien, estar o no estar...
 Yo si estoy... inerte, sin remar, sin nadar, me dejo llevar por el flujo de los latidos, por la corriente de la sangre, temblando hacia la nada... donde pertenezco, de donde vengo.
 Allí no existes...
 Allí no continúan los fotogramas de la vida en blanco y negro. 
 Allí fue la ultima vez que encontré la tinta en esos micro-segundos de vida que me pintaste. Solo una hoja, las dos caras, una página que libremente sucumbió en la tormenta del tiempo liberada por la presión de tantos milagros retrasados por cumplir. 
 Y así es el tiempo... 
 No desperdicia nada. 
 Solo oxida los momentos que sentimos que deberían estar. 
 Se envejecen los deseos.
 Por suerte... mi reloj interno, sigue intacto. Porque todavía tiene un deseo, el de volver a cruzarme con tu mecanismo para pintarme los engranajes de mi sonrisa y vuelvas a darle cuerda a mi reloj.

Comentarios

Entradas populares