Bajo la tormenta


                                 BAJO LA TORMENTA
Quiero empezar este escrito por el final, y terminar por el principio. Porque todo esta desordenado, la cabeza, los papeles, la vida... No nos aceptamos, no retrocedemos. Y una y otra vez sentimos que el intento es tachado, que nuestras risas fueron en vano, que no somos dueños de nuestra propia razón de ser, ni del corazón, el mismo que tampoco dice nada cuando esperamos el detalle de esa voz interior que nos indique el camino a seguir. Nos asustamos y seguimos, siendo invadidos por la idea de fallarnos a nosotros mismos, con el miedo a sufrir, a no saber volar en la caída... Abrimos los ojos dando por saber que lo abrimos bajo la misma tormenta que mojan tus parpados, y despiertan las heridas. Nos despertamos nadando entre torturas y sentimientos contradictorios que usan nuestro cuerpo como zona de guerra. Dejándote sin árbol para refugiarse de la lluvia, sin aire que respirar, sin energía para luchar contra ti mismo, y salir nadando de la tormenta que inunda los días de falsas esperanzas, haciéndote creer que el remedio esta en la enfermedad. Pero algo en nosotros siempre se quedó, algo que late late y no es el corazón, algo que envuelve los corazones para hacerlos impermeables, a prueba de balas y de cualquier tormenta, ese algo es el amor. Es lo único que puedes sentir pero no ver, haciendo del amor la mejor herramienta para luchar contra huracanes y terremotos, contra heridas y mentiras. No nos damos cuenta y siempre estuvo allí, el amor... que sembrado con semillas de luz puede repostar con su magia en la fe que necesitas para cruzar el camino y así guiarnos con la luz del norte hacia el final de la tormenta. Lo siguiente que debemos hacer es fácil, escuchar al corazón y la voz de nuestro interior tomara el camino correcto, para que podamos ser parte de nosotros mismos, para ser parte del sol, del fuego, del aire o del agua que hidrata nuestra ajena piel.


Continuara...


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