Reloj De Arena



Reloj De Arena
Dándole la vuelta a este reloj de arena, al ver cada grano precipitándose al vacio, me hizo pensar en una cosa... A veces, te cruzas con personas que te saludan todos los días, te ven a diario, te hablan y te saludan, esas personas que compartiste durante años la banca de un parque, a las que les pediste un trago de bebida mientras comías sus pipas, e incluso personas que sin venir a cuento entran por la puerta de tu casa y se convierten en compañeros del mismo techo que tu usas para taparte de las estrellas, del sol. Ahí personas que te vieron salir y entrar por la puerta de una discoteca, con las que compartiste una copa, con las que fuiste a la playa y jugaste con las olas, las que estuvieron en tu cumpleaños compartiendo unas risas a las una de la madrugada, personas que se acercaron a tu casa y te regalaron una rosa en la mano llamándote "princesa" o "romeo", atraídos por el bello físico, esas personas que las ves a diario pero es como si fueran el publico del escenario de esta obra de arte que es tu vida. Pero después existen esas personas que sin darte cuenta, que sin avisar ya habían entrado a tu obra, a tu vida, atraídas por el alma, cambiando las reglas del juego, para convertir la arena en magia y robarle el tiempo a tu reloj, que te convierten cada día, cada mes o año en solo una huella, en un pequeño instante, en un soplo cargado de luz, haciéndote sentir que vuelves a nacer en cada despertar. Existen esas personas que no te dicen princesa ni romeos, ni te regalan flores con canciones, solo te hacen sentir como princesa y te llevan el aroma, el tacto, los sentimientos de una flor sin necesidad de estar cerca, que sin tocarse te acarician el alma, donde la magia cumple su mejor truco, la de conectar dos almas al mismo cielo, tiempo y luna, dejándose caer al presente que sin conocerse ya se conocían, dejando por cada paso de sus vida jardines de claveles donde habían desiertos, personas que no son personas, son almas que aun estando en la distancia, desde tu habitación te cogen de la mano y te llevan a un mundo mágico donde el universo se convierte en tu casa y las estrellas tus amigas, con paseos por los anillos de saturno, librandote de ti, de tu presente, que te llevan a volar a través de las nubes blanquecinas mientras la luna llena te ilumina el camino, esas personas que te elevan al cielo y te vuelven a dejar donde siempre has estado, para volver a darle cuerda a ese reloj que parado sé quedó, y sin que te des cuenta el tiempo no pasó y el reloj de arena sigue igual...

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