La llave del corazón.
Es tan complejo el hecho de que los corazones de cada persona son como puertas diferentes en las que cada una tiene su propia llave para abrir y los ojos son como ventanas que nos permiten ver algo del interior.
Como si de forma instintiva vivamos protegidos de un allanamiento erroneo en nuestras vidas.
Que cada corazón tiene una llave distinta en la que debes conseguir si quieres entrar, de otra forma no podrás ni con ganzúas. Porque son tan distintas las formas de sentir, son tantas las puertas que cruzar, como queremos que nos quieran, y como queremos querer, que deberíamos tener en cuenta la llave cuando la consigamos, solo podrá dártela la persona que porte ese corazón, mientras tanto podrás mirar por la ventana de sus ojos. Así podrás conocer mas su interior y ganarte cada vez mas esa llave. Porque si tropiezas con la puerta equivocada y no tienes la llave jamas entraras a su corazón y tampoco podrás usar otra llave similar ni una copia porque no funcionaria, porque hay puertas difíciles y fáciles, que solo se habren hacia adentro, lejos y cerca. Cada puerta tiene su propia llave, cada corazón tiene su amor, su forma de ganarse, para evitar así que otras personas pasen por las puertas de llaves que nunca han tenido. Es un gran mecanismo metafórico que nos enseña la vida a ganarte cada corazón, cada paso y cada escalón que necesites antes de pasar por la puerta sin saber que encontrarse del otro lado.
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