Tus pasos.


Eres dueño de tus pasos, de tu esencia, de las huellas marcadas en el suelo y de las suelas gastadas con el tiempo. No somos eternos pero tenemos el poder de hacer que nuestros pasos dejen marcas en el suelo que si lo serán para siempre. Caminar por las yerbas altas, por las ramas secas, por la arena mojada o por un charco de agua dan riqueza a tus pies cansados de tanto andar, la arena que queda en tus zapatos o las ramas que se inca en tus calcetines fueron el adorno de cada recorrido. Se tu quien decida donde ir, y hasta donde puedes ir. Nada ni nadie te lo impide, solo debes gastar esos zapatos hasta que se llenen de sabiduría para poder dar el próximo paso y convertirlo en un gran salto que te llene de paz y felicidad.

 

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