Mi condenada...

Me quedé ciego ante tu locura
Me quedé sordo por la sintonía de tu voz.
Mudo por hablar siempre en el silencio.
Solo me queda el corazon, que late, mis pulmones que respiran, un libro y un lápiz...
Me quedé sin nada, sin ese reflejo de tus ojos. Me quedé sin ti... sin tus amaneceres, sin el calor que desprendes al mirarme, sin tus abrazos con ganas de abrazar la vida.
Alzare la mirada en cada noche, para asi alcanzar la luna con las manos, y tocar allí tu rostro, tu fiel corazón que aunque encadenado esté yo te libraré...

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