Si cambias tu forma de ver puedes cambiar tu mundo.




La belleza que se refleja en tus ojos no depende de lo hermosas que sean las flores, los colores de las mariposas ante tu mirada o el anaranjado atardecer. Si miras al cielo y descubres que en esos colores habitan tus sueños, no depende de lo brillante que sea el sol, ni de lo grande que este la luna, depende de con que ojos lo estés mirando, de tu brillo interior, de que en lugar de ver lo mas bonito de tu vida o lo mas valioso, es verlo con los ojos cerrados, sonreír y abrirlos, solo para volver a llenarte de emoción, es formar parte de eso que sin necesidad de ver, podamos sentir, tocar, ser la luz del arcoiris que cruza tu imaginación o ser el agua de la lluvia que forman mares de paz en todo tu ser. No importa cuan grande sea el mundo, que tan oscuro este el pantanoso anochecer, lo que importa es que sepas mirar, apreciar, sentir, descubrir lo nuevo, es verte donde te gustaría estar sin necesidad de cambiar nada, solo la forma de mirar, cambiar la perspectiva de lo que te rodea y hacerte gigante en un mundo tan pequeño.

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